sábado, septiembre 01, 2007

El Funeral

Cerró los ojos, muchos dicen que no se fue, sino que esta durmiendo profundamente, encontraba un placer infinito en soñar. Abandonó la realidad para entregarse a Morfeo… y así dejo de respirar. No era ni demasiado adulta ni demasiado joven, la causa, como dije… no quiso seguir, vio demasiado y sin opción, soñar es más fácil que inhalar y exhalar, así de sencillo.

En ese cuarto inmenso lleno de gente, sillas, lámparas, flores y hasta una cafetera. El negro predominante en vestimentas, usado en varias personas conocidas: tíos, tías, los padres, la hermana, el hijo e hija, el cónyuge, los amantes, los amigos, parientes y hasta el de la limpieza del lugar en cuestión, todo un miniuniverso.

El aroma de las flores en los arreglos que llenaban la sala era invadido por la tristeza, los cirios cerca del féretro iluminaban el ambiente lleno de pesadumbre, el inconfundible olor a dolor. En uno que otro lado se oía llanto, conversaciones de recuerdos, que si la misa, la cremación, el derrame de lágrimas y el sentimiento era lo que provocaba aquella melancolía tan funesta. ¿Y que se hace?, pues seguir, ya una vez que se parte no se vuelve más al menos de la misma forma, la muerte siempre es pareja, llega a su tiempo y les llega a todos. Aún cuando se alberga la nostalgia, con el tiempo… se olvida.

“Si me muero y lloras por mí, es porque me quisiste, porque sigo con vida ahí adentro… y una parte de ti no me deja ir, así pues me quedo contigo, donde no me ves ni me escuchas, lasciare andare es una lección dura de aprender...”, solía decir a los que le significan.

Aquí en la vida una sonrisa equivale a una lágrima, el enojo a la euforia, la exaltación a la tranquilidad, un sueño a la realidad, el amor al odio y así la vida a la muerte… pero ahora ya no hay nada, sólo una expresión monótona en el rostro.

Y mientras yace ahí, durmiendo, sin vida y en serenidad máxima, en su mundo misterioso, en sus sueños, todos en negra bandera, entre lamentos y sollozos, llevan el dolor que les causa que haya tan solo cerrado los ojos.

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