viernes, julio 20, 2007

Ricordo...

Regresando a mi casa después de una cansada jornada en la escuela, me coloqué en la respectiva parada de microbús, y así esperar a la pesera que me habría de llevar la mayor parte del camino. Atravesó por mi mente la justificación de que las personas como yo no tenemos porque usar ese tipo de transporte... que arrogante, es cruel acostumbrarse a lo bueno cuando se le tiene carencia, como ahora.

Esperé unos minutos que parecían eternos, la vista, sólo percibía figuras deformadas de diferentes colores que iban a gran velocidad. Al fin, llegó aquel camión y me subí en él. Metódicamente pagué el pasaje, e inmediatamente busqué un lugar para sentarme, lo que era imposible porque aquel cajón humano esta repleto, así que permanecí parada.

Después de dos o tres estaciones, logré sentarme; en la mente miles de pensamientos dan vueltas manteniendo en el trance de esta consciente y semiconsciente o lo que vulgarmente “estar sin estar”.

Una parada más… mi cabeza se movió hacia la puerta de abordaje al cajón, entre tantas figuras, logré distinguir a un muchacho que atrajo toda mi atención, los ojos como guardaespaldas no le quitaban la mirada, checando todos los recovecos, detalles: el torso fuerte, las piernas firmes,” y bien formadas, “este practica deporte” pensé, las nalgas paradas, ¡ah! y los ojos por supuesto, cafés claros, de esos en que puedes ver mas allá, el color castaño oscuro del cabello, los labios carnosos, rojos, suplicando ser probados, era simplemente… hermoso, ¡oh si! todo un dios en esta tierra…

Mi boca se desvivia por hablar, decirle lo pasaba por mi cabeza y llamar su atención… el tiempo se detuvo una vez que lo tuve enfrente, más las ganas eran contenidas por un muro extraño, invisible de mi timidez. Todo lo demás se desapareció, sólo era él y yo, sin embargo, las figuras aún eran evidentes, desplazándose lentamente hacia atrás.

Un segundo y fue evidente, en mi nerviosismo subí la mirada descuidadamente… ¡sopas! nos cruzamos, como acto reflejo lo único que me salio fue un guiño del ojo seguido de una sonrisa de vergüenza, seguramente mi rostro estaba del color de la sudadera de traía. Escuché su risa, se cubría la cara con el brazo que estaba recargado en el pasamano superior. ¿Se burló?, ¿le hizo gracia?, ¿le dio pena?, ¿le gusto?... me consumía por dentro... pero que más daba no lo volvería ver nunca más.

Alta traición dio mi cuerpo a mi cobardía, el hizo por mi lo que yo en mi conciente no fui capaz de hacer, lo volteé y me sonreía, cambiaba la mirada pero seguía sonriéndome, con esos labios de ensueño que adornaban su perfecta cara. Y las miradas se volvieron un gran juego sin palabras, una conversación inasible entre dos extraños.

Mi dios terrenal se sentó por un rato, después marcó la parada y descendió del transporte, cerca de un puente. Yo lo despedí ahí, sin decir nada, me impregnó del color rojizo que llevaba en la boca.

domingo, julio 15, 2007

Maketteimas


Perché sento che tutti vanno senza mirare
non lo capisco nessuno non può spiegarme
Voglio che sofri con me in modo che capisci quello che dico
Voglio che sofri con me in modo che capisci quello che dico
Vedo che nessuno sa il mio dolore e non è vero
che ogni giorno sono migliore
Sembro essere soltanto felice sebbene muoio dentro
Sembro essere soltanto felice sebbene muoio dentro
Ma tengo su troppo piangendo sensa piangere
e sebbene tento Io sento che non durerò
Ma tengo su troppo piangendo sensa piangere
e sebbene tento Io sento che non durerò
Voglio che sofri con me in modo che capisci quello che dico
Voglio che sofri con me in modo che capisci quello che dico
Sembro essere soltanto felice sebbene muoio dentro
Sembro essere soltanto felice sebbene muoio dentro
Sufri con me
Voglio che sofra con me
Sofri con me
Sofri con me


(Sufre Conmigo-Moenia) L'ho tradotto all'italiano, cosí e possible che ci sono degli errori, ma dai!Mi fa paura quando trovo canzioni così, quando c'è il sentimento sulla pelle, rimango in silenzio e ricordo quello che fa un cuore rompersi in pezzetini.

domingo, julio 08, 2007

Prisionero

“Te he venido suponiendo
en todos los días que me faltan
tal cual si, pudiera verlos
como son.”

-¡Cállate!, deja dormir es el medio de la noche. Hay hombres que perderán su vida mañana.
-¡Déjala idiota!, no ves que es el arrullo de una sirena… sólo cierra los ojos y déjate llevar por su voz.

Tras una pausa breve, mi canto hacía eco en cada una de las paredes de piedra que me rodeaban, tenia la libertad de viajar mas allá de los barrotes, de las escaleras que llevaban a la superficie, más allá del viento y de la brisa marina que rodeaba ese edificio, en esa noche cálida y despejada.


“Sólo quiero resumirte
que al principio te pensaba
y que hoy contemplo en ti
la costa a donde voy.”

Mi mente viajaba como barco en el mar, me capturaron y ahora estoy aquí dormitando pacíficamente en esta mi prisión, en mi banca de madera reposo, con mi brazo como almohada y una pierna balanceándose melódicamente, me dejo acariciar por la luz de la luna, mi única compañera…

-¿Cómo olvidar tu canto, sirena, aún cuando me vuelen la cabeza?

Había un silencio estaba presente en todos, menos en mí, habían muchos que lloraban con mi cantar, no sabía porque había escogido esta canción, no era mía, ni siquiera recuerdo dónde la escuché, pero me ha venido a la mente ahora y el sentimiento me lleva a cantarla. En un encanto veo las estrellas y la noche, la suavidad de las nubes flotando arriba en el cielo oscuro, como el mar…

“Si te cuento que esta unión
de dulce y sal me sujetó
y otras cosas parecidas
que me envuelven
y me dande imaginar.”

Y un recuerdo envuelve mi mente, un viejo anhelo que se vuelve a la vida cuando estas a punto de perderlo todo, más no causa ya preocupación alguna, sino esa llama que se prende por dentro, de tantas cosas que se me han presentado, pasión desenfrenada de añade a mi pensamiento, una mueca se convierte en sonrisa y el pecho se infla para exhalar un suspiro…

“Es que me deleito tanto

escuchándome inventarte
en mi prisión”

Acaricio mi cuerpo, mis ropas están tan mojadas, que se adhieren a mi tomando la forma de mis curvas con tal fidelidad que da igual no traerlas puestas, estoy bajo una temperatura exquisita, evocando la figura en mi mente, atrevidos mi labios se muerden y se contrae toda mi piel con el rozar del aire fresco.

-¿Y te capturaron al final sirena?, acabaste atrapada entre sus redes… no hay esperanza de vivir en las aguas saladas sin esperar ser cazado, así es, no existe la libertad absoluta…
“Me condenan por haber tomado algo, que me pertenece.”
-Y si te pertenece ¿por qué te condenan?, todos decimos los mismo pero somos más inocentes que todas las sirenas, nenita, y tú no eres mejor que nosotros.
-¿Pero eres tonto? Las sirenas no hurtan ni toman, lo que ya se les ha sido dado con anterioridad, por voluntad propia.

Mi voz más dulce, se encuentra ensimismada, perdida la mirada en medio de las estrellas de arriba, los barrotes marcados en mi rostro, no me inquietaban en absoluto, seguía meciendo con más fuerza mi pierna, rozando ocasionalmente con el piso e impulsándola con la pared. Como todo sueño, tenia enfrente mi regalo, el último deseo de un ente desahuciado, en si mismo, la mayor ambición cumplida, tan real como el reflejo en un espejo, estuvo frente a mi, y ahí, lo hice mío así como yo fui de él.

Azul y frío como las profundidades del cielo frente a mi, recordé al pez que abandonó su reino para ver que había más allá del río de estrellas…

“es mi sueño preferido y

no quisiera un día notar
que este encuentro
no me sucedió jamás”

Y como todo sueño, se termina cuando algo lo interrumpe, si es fuerte en la memoria, puede regresarse a él si se vuelve a sumergir en las mismas aguas, pero no siempre sigue la misma dirección, como cuando me deslizaba, en las corrientes cálidas y frías o de agua dulce, esas me daban horror, eran veneno para mi, se atoraba en mi garganta… me ahogaba.

“Ellos creen que me tienen, pero yo no estaré aquí mañana.”
-¿Qué acaso sabes cómo escapar? ¡Dinos, Dinos ahora!
-¡Cállate, no eres marino entonces? Si ella lo dice es por que así es.
-¿Y tu que sabes, imbécil? ¿Qué sabes tu de ella que das por sentado sus palabras como ley?
-Porque aquí no hay mas ley que la del mar... y nadie más lo sabe mejor, que sus propios hijos, ¿verdad, sirena?, cuando te vayas, dile a tu padre, que mi deseo ha sido siempre volver a sus aguas, y que de ellas me permita ser su huésped en la eternidad que el reina.

“A mí que vuelvo a amanecer

para tu aliento, muchas más veces
de las que hubiera confesado ayer.
Que despido al sol poniente
cuando he contemplado el siempre
de tus ojos y por fin comienzo a ver.”

Y cada una de las palabras se escapaban de mis labios con suavidad, era una melodía lenta y deliciosa, más la nostalgia y la tristeza llenaba en llanto, que lograba percibir en los ojos de los que compartían su presencia en las paredes vecinas, pequeños lloriqueos de arrepentimiento.

-Estúpido soñador no sabes nada, aquí el que no está vivo, sale con la pata estirada, yo no moriré aquí, yo no les daré el gusto ¡ja, ja, ja, ja!
-¡Ah! pobre hombre de mar, esa tu esperanza será tu perdición. Que el mar tenga piedad de tu cuerpo, cuando te llegue la hora.
-¡Con mil diablos, púdrete en el infierno! No te irá mejor que a mí.
-La sirena me tomará con ella, si ella lo desea, seré su acompañante.

“Que estoy dejando de callar que te amo
que me detienes la respiración
que atraen mi vida tus puertos tiranos
a donde siempre apuntó mi amante embarcación.”

Miles de suspiros salen de mi, como si pedazos de mi ser llamaran al alba a cada instante, ya cada vez el oscuro del cielo se desvanece, las estrellas se apagan poco a poco. El silencio vuelve a reinar, y mi voz se escucha por todas la paredes, mi mano apoyada en el borde de la ventana, con un dedo acariciando a la estrella más cercana en signo de despedida.

Se encuentran miles de golpes, afuera la gente, está despertando, preparándose en los muelles, unos parten y otros llegan, tiros, redobles, órdenes dadas en fuertes gritos. Llevo mi mano a mi boca y acaricio mis labios, pues la sensación aún es reciente, como si fuera una primera vez, la fuerza del final no es más que un principio de algo más.


-Ya casi llega el tiempo, ¿verdad sirena? ¿Dime que harás ahora que vuelvas a tu libertad?
-Idiota que tanto le preguntas, sino te contesta, solo canta como demente, igual o peor de loca que ¡tú!

Cierro los ojos y se escuchan pasos a los lejos, como descienden las pesadas botas, y el chocar de las llaves colgando de sus cinturones, bajan con pesadumbre, muchos murmullos, se escapan gritos, pero yo solo siento más paz, más seguridad que ya no despertaré mañana, no hay más que mi voz y el mar, no hay paredes, ni piedras, ni ropas, ni nada.

Llegan a las celdas dos soldados, revisando uno por una se detienen en seco, con premura abren la puerta y se escucha el chillido horrible al abrirse.

-¡No imposible como!, no está, ¿cómo hizo para salir de aquí?
-No lo sé, ¿por qué esta inundado de agua?
-¡Mira, mira esto!

Uno de ellos se acercó a la banca y encontró un vestido que en su origen fue blanco, mas ahora perdido en la mugre y en extrema humedad se tornó amarillizo como la luz del amanecer, a la salida del sol, los reflejos que entraban por la pequeña ventana con barrotes, se notaban los destellos del agua bajo sus pies, demasiada, clara y pura. Levantó el vestido y de éste escurría más líquido, roído y rasgado de las enaguas, la figura del corte semejaba que su dueño era de corta estatura…

Caras de desconcierto y desesperación, llenaron sus almas, ¿cómo explicar lo sucedido?, sus cuellos en juego ahora, no eran más libres que aquellos detrás de las rejas.

-¿Qué rayos sucedió?
-¡Ja idiotas!, a las sirenas no se les puede apresar, ellas pueden en el momento que deseen regresar al mar. Deciden su libertad… Si aguas adentro en tus labios me pierdo y no me es posible llegar a volver.
-Delirante y estúpido, te voy a enseñar tu derecho.

Descargó su ira en golpes y uno fatal de arrebató el latir del corazón, en su ultimo aliento de vida, volteo a la ventana de su celda, los rayos de sol llenaron sus ojos de humedad.

-¡Ah! Mi sirena, mi alma atrapada en tus ropas se queda, dichoso fue a quien viniste a reclamar, yo espero encontrarte de nuevo en tu hogar el mar…
-Pobre diablo, ahora si te excediste.
-Se lo merecía, ahora si la tenemos buena.

Arrastró al recién partido su verdugo y el otro cargaba el vestido todavía goteando de agua, los llevaron a tierra, hacia los riscos, y ahí aventaron su cuerpo, junto con el atuendo, ambos flotaron en el aire hasta perderse en el agua. Ambos oficiales se desconcertaron, cuando al caer se oyó contra las rocas una voz de mujer, claro y fuerte su canto se fue asemejando a las olas del mar moviéndose allá abajo.


*Canción: Entre pairos y derivas-Fernando Delgadillo