martes, marzo 11, 2008

B. Danzu

Abro la llave y se escucha el sonido del agua chocar contra el piso, exhaustas mis piernas dan u paso al frente para empapar mi cuerpo completamente, aquí el golpeteo del agua con mi frente me semeja a aquel tambor que escuchaba hace un rato, “Tun takaka tun tun taka ta, tun taka taka tun taka ta”, empiezo a mover la cadera, leve lento “arriba, abajo arriba”, no solo es un movimiento coqueo, sino sigue el ritmo de aquello que escucho a lo lejos, muevo hacia un lado y hacia el otro, los brazos siempre arriba, se mueven lento, las manos mostrando un anillo, suaves, ligeros, ricos en el aire, me veo femenina con ellos, y ahora se complica camello hacia en frente con cuidado, me balanceo en un movimiento exquisito y lento, “full moon” y un gran círculo escucho como aumenta la tonada “tarrararararararararararara”, “shimi”, y el movimiento están en las rodillas, frente y atrás, rápido, rápido, rápido, tomo el jabón con el zacate, y lo froto sobre mi piel, paso al pecho, erguida, “frente, derecha, atrás, izquierda”, formando un círculo circulo. Ambas manos en el cabello, siento como la flexión de mis músculos es continua, se estiran y se estiran, una y otra vez, ahora brinco así de repente, abro los brazos, y básico de nuevo “arriba, arriba, arriba abajo arriba” de ambos lados, un circulo con el muslo y mi mano rosa mi vientre, y se posa en la cadera, ya siento como los músculos de los muslos están llegando a su límite, tensión en los glúteos y “shimi caminando”, el abdomen firme, y solo se mueve la cadera y las rodillas, luego sigo con el estómago y termina con un revés, y está ahí aquella sonrisa que me llega frente de aquel espejo, que me recuerda que sonría, porque al final, todo esto es un juego, es divertido y me olvido de lo demás, porque es reconfortarte sonreírte, cuando has sacado lo mejor de ti mismo, y canto “Hosi Hosi hos… hosalaya bos”…y mientras el olor del jabón, la espuma y el shampoo me inundan de olores, y las gotas recorren desde mi cabeza, senos, estómago, nalgas, vientre, muslos y pies, sigo con aquel tambor que me marca el ritmo, que en un delicioso meneo, voy siguiendo “ana Dana, ana dan, dan”…