Después de pasar la noche en vela, ahí de nuevo volví a caer, me confieso contigo por que tu me ofreciste mi eso que me obsesiona, te lo pedí y me lo diste, ¡ah! gracias, y por eso te mi afecto hacia ti crece, no se en realidad que quiero decirte con todo esto, pero ya tenia tanto, tanto que no pasaba de manera tan vívida leyendo algo sin parar.
Y es que ha ahora me ha costado tanto trabajo encontrar una buena historia, que vaya a la par con los sentimientos que llevo por dentro, eso que me despierte y me de un vuelco enorme, me saque del equilibrio y me haga desear desesperadamente dibujar, escribir o crear. Y seguir, sobre todo seguir ahí pegado, como si estuviera yo ahí también viviendo cada una de las escenas, como uno que esta invisible, más está, ahí, ahí, ahí. Ahhh…. Que tumultuoso es sólo ser aire y fuego. No cabe duda que el que viene a pelear siempre tiene la piel desgastada, llena de heridas y cicatrices. Las peleas no saben, si no hay sangre, heridas, expresiones de sobresalto, dolor, ira, fiereza, fuerza y bondad, ahh, sobre todo drama, viva el drama, es como knor suiza de una sopa de pasta, le da sabor al caldo.
El protagonista, mi héroe, como en toda serie, es irresistible. ¿Cómo combatir eso? No se puede, vives su sentir y su pesar, aprendes lo que aprende, comprendes y desprecias a quien lo maltrata o lo confronta. ¡Ah! y las trabas, amores, tragedias, odios, pasiones, ¡ah! y las peleas, así, cuerpos deformes en un despliegue de fuerza, violencia, poder y energía. Pero confías, ya sabes que como regla al protagonista se lo pueden mega “madrear” (y me disculpo a quien ofenda la palabra), casi al borde de la muerte, puede inclusive vivir solo en los sueños, pero no muere, porque el autor podría correr el riesgo de morir por algún fan herido (bueno no).
Ahora entiendes porque ves a tantos y tantos leyendo como enajenados, que no pueden aguantar las ganas de leer más y más de sus historias frente al revistero de una tienda departamental.
Ahora estoy insatisfecha, pues quiero más, pero estoy demasiado cansada para seguir buscando, me pondré en pausa, en un letargo, a que se junten más capítulos, y así pues en otra noche como ésta, incidiré de nuevo. Iré a donde me llevaste, y seguiré de donde me quedé. La edad me ha hecho intuitiva, jajajajaja.
Recuerdo mis visitas a plaza Trico, por más que quería ir rápidamente, terminaba pasando horas, viendo y viendo, conociendo, ignorando al resto, ah el olor de la tienda, del papel impreso, de las ansias de encontrar lo que vas a buscar, de que te encuentres a un conocido y te descubra, o te digan la fortuna por medio de un dado de seis, o veas a otro reírse de la nada mientras sostiene uno de esos delgados libros en sus manos. Es una salvación, recuerdo a tu novio, meterse en ellos mientras pacientemente deja que su novia platique acaloradamente con sus amigas. Porque pobre, una vez que inicia la competencia de ideas, solo termina con una enorme cuenta del Dolce Mondo, cuando ya nos damos cuenta que nos corren porque están cerrando la puerta.
Ves, son el gran salvador del tiempo libre. No dejan a nadie solo, son siempre constantes, tienen buena calidad y a veces son baratos.
En fin, admiro a mi héroe, pues ahora se encuentra justo en la batalla consigo mismo, en las "marchas", su contraparte (o yo “malvado” para variar), es una vasija sin sentimientos que ahora solo sirve como su oponente en recolectar lo mismo (a toda costa, sin piedad ni remordimiento), y pelean sin piedad, pues la vasija no siente dolor, ni pena, así pues crece cada vez más fuerte … están ahí en la disputa… BLLAAM! Una mega explosión, hay mucha sangre en sus cuerpos (y en todos lados), de las heridas, el bueno tendido en el piso inconciente, por el último golpe, el malo con la mirada fría se acerca y arrebata al bueno lo que ha recuperado, y justo cuando se lo esta quitando, el otro despierta y….
Sigue en el próximo capítulo…
¡Ah! se me acelera el pulso…
miércoles, enero 09, 2008
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