viernes, julio 28, 2006

A Vicious Mechanism

“Es un mecanismo” según me susurró, “el que me mueve, si callo, lo escucho crujir todo el tiempo”, “ un trick, track, trum, tic, trum, rack, cram, tras, pluck, ¡¡bum!!” sin cesar”, guardé silencio… no emití un solo ruido.

“hay pequeños seres vivientes que corren, suben, bajan, ahí dicen que hay partes principales, que nunca dejan de trabajar…”, voltee a buscarlas pero no están visibles.

“El techo”, continuo casi inaudible, “es donde siempre hay luz, saca chispas y cruje, hace un ruideral, ¡truenos y relámpagos!, salpica luces a todos lados, todo el tiempo, casi todos le huyen, trabaja sólo, y solo los que lo soportan se quedan ahí para servirle y ya no bajan…” subí la mirada y estiré la mano, pero no sentí vibración alguna…

“La caldera”, llamó la otra vez mi atención “esta más abajo, en un segundo nivel, donde se percibe y emana más calor, algunos días, encandece de una manera brutal, dicen… que les da miedo que se vayan a fundir las cadenas que la sostienen y se pierda en el universo… se desborda, hace borbotones de todos tamaños, también mancha, pero ahí esta cerca el universo…” sentí una mirada, baje la mano pero no percibí calor.

“¿Y que es universo? me preguntas...”, contestó ante mi duda, “el universo, esta justo alrededor de la caldera, le dicen así porque es infinito, a pesar de ser un espacio tan pequeño…” fruncí el cejo porque no entendí “en el universo, todo se genera y destruye, hay estrellas, galaxias, planetas, meteoros, estrellas fugaces, cometas, hoyos negros, si abres bien los ojos… los puedes ver todos… en toda esa obscuridad, se dice que de lo que se cae del techo y de la caldera se generan miles de estrellas… algunas duran por siempre y otras mueren justo cuando caen..” abrí mas los ojos pero no encontré nada más que obscuridad… una lágrima se deslizaba por mi rostro…

“No te aflijas, no es fácil percibir al mecanismo”, succionó mi lágrima, “debes entregarte al tiempo”… dirigió mi mirada otra vez “Las cargas…son las que perciben todo, las que interactúan con el exterior… nadie sabe bien, como trabajan en sí, porque siempre están lejos, pero siempre traen en las cuerdas todas esas vibraciones, movimientos, jales, que estiran, y mueven al mecanismo, lo están renovando todo el tiempo…”, cerré los ojos para sentir movimiento pero recibí quietud.

“Abajo, esta el jardín, donde todo crece, esta destinado a sentir todas las estaciones, siempre hay humedad, tiene un sin fin de colores, lo que siembres ahí crecerá sin dudar, el olor es inigualable, hay lluvia, viento, calidez, muy diferente a ala de la caldera, paz y estruendo… casi todos se albergan ahí, porque es agradable y se trabaja bien… pero todos saben que si la caldera se apaga, todo lo demás se pierde”… respiré profundo pero no había olor alguno.

“Finalmente esta la base”, siguió haciendo una pausa “la que todo soporta, la que mueve y traslada al mecanismo, en donde se basa todo, la dirige el techo, pero aquí sólo están los que son atrevidos, los que soportan los temblores continuos, vibraciones interminables de todas las intensidades, todos aquellos que no quieren paz… aquí se pierden…” bajé pero no había…

“Déjame entrar, quiero ver el mecanismo”, grité, “déjame conocer el mecanismo” solo se repetía mi eco…

“¡Ah! ceguera que te cargas, ¡ja, ja, ja, ja, ja!” la risa retumbaba en todos lados, “Ya estas en él, pero lo que no te dije es que vicioso, te enajena, esta defectuoso, tiene fallas y errores, abrete, recórrelo, vívelo y velo, anda y trata de salir de él si puedes ya que lo hayas conocido todo”…

Y así me abandonaron sus palabras, no lo volví a escuchar, ahora estoy aquí abajo, escuchando a lo lejos el “tump, tump” de la caldera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que forma tan singular de ver el mecanismo; para mí se vive diariamente, y más si estás encerrado, en tu soledad se percibe el "tump" "tump" de la vida que sucede en cada parpadeo; y en tu soledad se pierde en chasquido de la caldera. Llega un momento en la vida en el cual el mecanismo se vuelve tan placentero que no solo lo adoramos, sino que además lo odiamos de forma tan deliciosa que nos impulsa a seguir viviendo, escuchando, mirando, oliendo, sembrando y un sinfin de otras acciones que de pronto se vuelven tan comunes que no nos damos cuenta d elos maravillosas que son. Así pues, los invito a que disfruten del mecanismo cuanto puedan; porque quién sabe, probablemente un día nuestro mecanismo llegue a su fin.

E. Serratos.

Anónimo dijo...

Hi! Just want to say what a nice site. Bye, see you soon.
»